LA POBREZA COMO UNA PROBLEMÁTICA LINGÜÍSTICA, DESDE EL ENFOQUE ESTRUCTURALISTA


Abstract.

En esta segunda actividad de la Unidad 2 se presenta un análisis del concepto pobreza desde distintos enfoques, que va desde el lingüístico hasta el económico, donde se da una perspectiva amplia sobre el término y sobre todo, mostrando el vasto marco de referencia para estudiar este fenómeno social. El objetivo es poner sobre la mesa la cuestión ¿realmente existe la pobreza como un problema social o es una percepción generalizada? A través de los instrumentos de análisis se llega a la conclusión de que el relativismo cultural influye enormemente para la confección del concepto pobreza.

La pobreza es un fenómeno cultural, social y económico donde se intensifican las diferencias entre las clases sociales; es un tema ideal para los enfoques marxistas estudiosos de la cultura y la sociedad, un reto para los políticos y una cruda realidad de las masas.

Sin embargo, sería interesante cómo se contextualiza este fenómeno en México: ¿cómo considera el mexicano el término “pobreza”? ¿Qué lo caracteriza? No es necesario hacer un estudio exhaustivo para conocer la concepción de pobreza en el mexicano; en mayor o menor grado, concuerda con la definición que aparece en el Diccionario de la Real Academia Española:

pobreza.
(De pobre).
1. f. Cualidad de pobre.
2. f. Falta, escasez.
3. f. Dejación voluntaria de todo lo que se posee, y de todo lo que el amor propio puede juzgar necesario, de la cual hacen voto público los religiosos el día de su profesión.
4. f. Escaso haber de la gente pobre.
5. f. Falta de magnanimidad, de gallardía, de nobleza del ánimo.[1]

Ahondando más en el término y auxiliándonos del mismo recurso digital, se define “pobre” como “Necesitado, que no tiene lo necesario para vivir”. Es decir, que una persona pobre es aquella que, desprovista de una fuente de ingreso suficiente, se priva de lo necesario para vivir. Sin embargo la vida, desde un punto de vista biológico, requiere solo de elementos químicos como el carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, y nutrientes básicos de los alimentos proporcionados por la naturaleza.

Es así como, profundizando en el lenguaje, vemos que las definiciones que se nos han establecido como “correctas” del mundo, son percepciones generalmente aceptadas por grupos elitistas por un lado, o grupos tradicionalistas por el otro. Sin embargo, esa misma realidad es experimentada por cada individuo de manera muy particular. ¿Por ser percepciones individuales carecen de valor?

Por ejemplo, para la elaboración de este escrito me auxilié de las redes sociales para cuestionar a mis contactos sus percepciones del término “pobreza” y uno de mis compañeros escribió: “ver mi cartera, checar mi cuenta de banco, revisar los bolsillos de todos mis pantalones, esculcar los cajones, buscar por abajo de los asientos del auto y darme cuenta que no puedo completar 9 pesos para comprarme una mendiga coca! éso es pobreza!”

Con este ejemplo y muchos otros (que no se mencionarán para no hacer exhaustivo el escrito) se puede concluir que, de una manera muy personal, cada individuo tiene una percepción propia del término pobreza. E indagando un poco más, podría diferenciarse entre la pobreza material y la espiritual; ésta última, para algunas personas, tiene consecuencias mayores en el ser humano, al afectar directamente al alma del individuo; esta alma es lo que distingue al ser humano de animales y plantas, por lo que el impacto emocional de la pobreza espiritual repercute en la salud mental del sujeto en cuestión.

Para esto, hasta la misma Iglesia Católica ha preparado su doctrina: en el Evangelio de Mateo 6, 26, se cita: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” y concluye “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Estos versos tienen la misión pedagógica de no concentrarse en la acumulación de riquezas materiales sino por la riqueza del espíritu.

Hasta ahora se ha hablado del concepto de pobreza desde el enfoque lingüístico, biológico, popular, espiritual y eclesiástico, pero ¿qué relación tienen estas ideas con nuestro objeto de estudio? Sencillamente, se puede afirmar que el referente de lo que se conoce como “pobreza”, determinará nuestra actitud ante la misma.

Por ejemplo, en el país se ha presentado un crecimiento de la pobreza en los hogares, identificando tres tipos de pobreza: la alimentaria, la de capacidades[2] y la de patrimonio:

Número de hogares en condición de pobreza por ingresos, por ámbito y tipo de pobreza, 2006 a 2010
           

ámbito
             Tipo de pobreza
2006
2008
2010
Nacional
16,818,800.00
20,594,305.00
23,176,797.00
   Alimentaria
2,876,445.00
3,963,665.00
4,294,642.00
   Capacidades
4,354,355.00
5,552,924.00
6,190,592.00
   Patrimonio
9,588,000.00
11,077,716.00
12,691,563.00
Urbano
7,906,175.00
9,882,484.00
12,012,004.00
   Alimentaria
1,018,566.00
1,478,540.00
1,864,408.00
   Capacidades
1,831,279.00
2,449,224.00
2,970,161.00
   Patrimonio
5,056,330.00
5,954,720.00
7,177,435.00
Rural
8,912,625.00
10,711,821.00
11,164,793.00
   Alimentaria
1,857,879.00
2,485,125.00
2,430,234.00
   Capacidades
2,523,076.00
3,103,700.00
3,220,431.00
   Patrimonio
4,531,670.00
5,122,996.00
5,514,128.00

Nota:      Datos expandidos conforme a estimaciones preliminares de población basadas en el Censo de Población y Vivienda 2010.
Fuente: CONEVAL. Pobreza por ingresos 2010. Anexo Estadístico. www.coneval.gob.mx. (Consulta: 04 de agosto de 2011).
Fecha de actualización: Jueves 11 de agosto de 2011

Como puede observarse, el impacto mayor se dio en la zona urbana, y esto quizá se debe a que los estándares de pobreza se han visto influenciados por prototipos de bienestar “exportados”: los medios de comunicación, a través de la persuasión publicitaria, nos ubican en una realidad donde las necesidades “crecen” y el no tener acceso a ellas conlleva a sentirnos incompletos o “pobres”.

No cabe duda que las necesidades básicas son las mismas: salud, seguridad social, vivienda y alimentación. Sin embargo, ese cúmulo de necesidades adquiridas no se trasladan a las básicas por una sencilla razón: no se puede generalizar a todos los habitantes de la tierra.

¿Deja de ser una necesidad? No, desde la perspectiva del relativismo cultural. En el libro La filosofía de la historia de Johann G. Herder, Francisco J. Contreras expresa: “Las concepciones de felicidad varían según el país y la época, y carece de sentido preguntar cuál de ellas es más acertada verdadera: todas son válidas en sus respectivos contextos”. Gracias a los medios de comunicación masiva (sí, esos mismos que se han encargado de crear necesidades), conocemos otros contextos distantes, donde el término pobreza se ilustra con niños extremadamente delgados, con estómagos inflamados y moscas en su piel. Sería injusto hacer una comparación en cualquier sentido, mas es importante reconocer la importancia del contexto para la creación del marco de referencia de un problema social. Estoy seguro que, si dichos niños vivieran en nuestro contexto (aún con la violencia, la política corrupta, los desastres naturales y la discriminación social, racial o sexual), no se considerarían pobres.

Entonces, ¿dónde reside el problema? En creer verdaderamente que hay un problema. Nuestra sociedad, los medios de comunicación y la historia se han encargado de configurar el concepto de pobreza a tal grado que cualquier variación descendente nos obliga a pensar que las cosas están mal. Lejos de tener una postura conformista, considero que se debe promover una valoración de lo que se tiene y de lo que tiene un valor perdurable. Quizá con esa cultura podrían frenarse las ambiciones del gobierno que, lejos de proveer al pueblo de lo más necesario lo aleja, llenando de trámites burocráticos lo que, por derecho natural, nos pertenece.
FUENTES DE CONSULTA

·         Adato, Michelle. La pobreza en México y el mundo: realidades y desafíos. Editorial Siglo XXI. México, 2004.
·         Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Los mapas de la pobreza en México. Referencia electrónica: http://www.coneval.gob.mx/mapas/mapas/presentacion.pdf consultada el 31 de enero de 2012.
·         Diccionario de la Real Academia Española. Referencia Electrónica: http://www.rae.es
·         Harris, Marvin. Antropología Cultural. Alianza Editorial. España, 2001.
·         INEGI. Ingresos y gastos de los hogares. Número de hogares en condición de pobreza por ingresos, por ámbito y tipo de pobreza, 2006 a 2010. Referencia electrónica: http://www.inegi.org.mx/sistemas/sisept/default.aspx?t=mhog25&c=26516&s=est consultada el 31 de enero de 2012.
·         La Biblia.
·         Matterlat. Armand. Diversidad Cultural y mundialización. Editorial Paidós. España, 2006.
·         Saussure, Ferdinand de. Curso de Lingüística General. Editorial Losada. Argentina, 1945.



[1] Diccionario de la Real Academia Española. Referencia electrónica: http://www.rae.es consultada el 30 de enero de 2012.
[2] Cabe mencionar que la pobreza de capacidades se refiere al poder adquisitivo en rubros diferentes a la alimentación o el patrimonio, a saber: salud, educación, vestido, esparcimiento, etc.

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