Egipto




Nombre: Lic. Gabriela Alejandra Rangel Soni.
En el siguiente ensayo presentare información sobre la cultura de Egipto, ya que me asombra, en como en medio del desierto surgió una de las civilizaciones más espléndidas de la historia. Logró sobrevivir durante 30 siglos que dieron como fruto su escritura, calendario, la medicina y maravillosas obras arquitectónicas que hoy continúan desafiando el inexorable rigor del tiempo. Y también interesantes testimonios artísticos, las momias, los reyes-dioses, entre otras cosas que me han dejado maravillada a lo largo de mi vida.
Su inmenso legado asombra a Occidente, no en vano los faraones Tutankamón y Ramsés de quienes se ha hablado en muchísimos lugares en el mundo, de quienes se han hecho investigaciones y expediciones que captan el mayor número de visitantes a las grandes exposiciones organizadas en Francia durante los últimos 25 años.
Los egipcios fueron un pueblo que no solo florecieron intelectualmente, sino que también se adelantaron a muchas cosas que conocemos hoy en día como el arte, conocimientos acerca del cultivo, creencias astronómicas, etc.
Los egipcios lograron hacer de su cultura un imperio casi impenetrable, claro que esto no fue de la noche a la mañana, sino que fue, como hemos dicho durante muchos años, quizá siglos, recopilando y adoptando aspectos, datos y cosas de otras culturas.

Orígenes.
A los antiguos les atribuyó un origen africano creyendo que venían del Alto Nilo. Se sabe que hoy Etiopía, lejos de colonizar Egipto, fue colonizada por él, y que el pueblo egipcio desciende del grupo hamita de raza blanca, cuyas tribus poblaron África del Norte.
Cabe agregar que los egipcios estuvieron en un tiempo bajo dominio de los hicsos (grupo asiático) hasta que los gobernadores tebanos del Alto Egipto lograron derrotarlos y expulsarlos (1580 a. C). Se inició entonces un período conocido como Nuevo Imperio, caracterizado por las conquistas militares de Egipto. Posteriormente, Egipto fue conquistado por otros pueblos.
Los egipcios fueron los más notables representantes de la raza camita, una raza africana que constituyó el núcleo de los primeros pueblos mediterráneos, y a la que se le suele asignar la mayor parte de las estirpes y lenguas que no pertenecen a las 2 grandes familias : la indoeuropea y la semita.
En cuanto a ríos el más importante es  el rio Nilo, todo el territorio egipcio sería un desierto árido e inculto. Es este río el que trae de lejanas regiones, en las que las precipitaciones son muy copiosas, el agua que permite junto a sus riberas los cultivos y la vida. Estas aguas a veces se desbordan originando las periódicas crecidas que obligan a los campesinos a un largo lapso de inactividad aunque a veces resultan insuficientes, sobre todo en las tierras distantes del curso del río.
Las pérdidas sufridas en la zona pantanosa y la carencia de afluentes en esta región árida comprometería quizá la existencia misma del río en el larguísimo recorrido medio e inferior, y el Nilo se agotaría a través de los miles de kilómetros de desierto que se interpone antes de alcanzar el mar.
El régimen hidrográfico del río Nilo se caracteriza por 2 crecidas anuales que se producen en verano de modo poco regular, por lo menos en su curso medio y bajo.
El clima de Egipto es de tipo desértico mitigado únicamente el de la costa mediterránea. Se caracteriza por la extrema escasez o incluso la falta absoluta de lluvias, por un cielo sereno durante largos espacios de tiempo, por temperaturas elevadas todo el año.
Durante varios siglos, el Alto Egipto afirma su unidad frente a la rebeldía del Delta, que se ha desarrollado completamente como una sociedad agrícola con artesanías y ciudades. El Alto Egipto mantiene su personalidad frente a los nubios del sur, los libios del oeste y los beduinos del desierto del este y de la península del Sinaí.
Se citan 3 reyes, llamados Escorpión, Narmer y Horus, como los unificadores de Egipto.
Egipto aparece precisamente como el "Reino de los 2 países" El Alto y el Bajo y su rey es una divinidad. Esta vive en el rey como en la imagen o en el animal sagrado; al morir el rey pasa a su sucesor. El rey es la encarnación de Horus, y tal concepción reposa en ideas bien vivas sobre la función religiosa del jefe de la horda primitiva. En las 2 coronas, la blanca y en forma de alto gorro o tiara del Alto Egipto y la roja baja gorra del Bajo, se resume la hazaña cultural de la unificación del país y la creación de una entidad de importancia política antes nunca conocida.
Cultura egipcia
La historia del Egipto Antiguo se divide en 3 imperios con intervalos de dominación extranjera y guerras internas. El Imperio Antiguo se caracterizó por el florecimiento de las artes y la construcción de las pirámides. Durante el Imperio Medio (2050-1800 a. C), tras una etapa de decadencia, Egipto conoció un período de esplendor en su economía, literatura y artes. En el Imperio Nuevo (1567-1085 a. C.) el país alcanzó su edad dorada conquistando a los pueblos vecinos y expandiendo su territorio bajo la dirección de los faraones de la XVIII dinastía.
La decadencia del imperio se dio hacia 1075 a. C., a raíz de las diversas invasiones de otros pueblos, las cuales modificaron la división y extensión del territorio de Egipto.
Egipto antiguo.
El período que solemos denominar "Antiguo Egipto" es la época en que fue gobernado por los faraones, a partir del año 3000 a. C.
En el Valle del Nilo se desarrolló una de las primeras grandes civilizaciones agrícolas de la antigüedad. El estrecho valle del río, en el área regada y fertilizada por sus crecidas, ofreció un medio extraordinariamente propicio para el desarrollo de una agricultura intensiva; pero al mismo tiempo obligó a una elevada organización del trabajo. La unidad básica y natural fue el "Nomo", o pequeña provincia formada alrededor de los núcleos de población del valle y gobernada por miembros de la nobleza, pero la explotación nacional del país exigió la cooperación entre estos nomos, dificultada por las grandes distancias y la ausencia de buenas calzadas.
La elevada densidad de población provocaba grandes crisis de subsistencias (hambre, enfermedades, entre otros) en el caso de una desorganización o decadencia del sistema de regadíos. Los productos básicos fueron el trigo (pan), la cebada (cerveza) y los animales domésticos. En los momentos de unidad y tranquilidad, la enorme cantidad de impuestos y prestaciones personales que pesaban sobre los campesinos trabajadores de la tierra, permitió a las clases propietarias de las mismas (faraón, clero, nobleza) acumular grandes capitales, que improductivamente invertidos en templos y tumbas, no contribuyeron al desarrollo de nuevas técnicas de producción o de uso agrícola, bastante primitivo; la situación económica y social pudo así mantenerse durante milenios, apoyada además en la ideología oficial que da un fundamento religioso a la existencia de las diferentes clases sociales.
El valle no fue poblado durante el paleolítico, ya que los yacimientos de este periodo se encuentran en los límites del desierto. Durante el neolítico, poblaciones procedentes del este y del noroeste iniciaron la explotación de las posibilidades agrícolas del valle. El estudio de sus enterramiento ha permitido la clasificación de varias culturas que conocían la cerámica y el trabajo de la piedra dura, y algunas de las cuales practicaban el culto de los animales; en este período se formaron los nomos, por la cooperación entre las pequeñas comunidades locales.
El llamado Imperio Antiguo fue un período de gran centralización del poder en la persona del faraón, auxiliado por una complicada burocracia y controlada por sus más directos familiares. El comercio exterior fue también considerado empresa estatal; importación de madera de Biblos, para vigas y barras; de incencio y mirra de Punt, en la costa somalí y de oro, ébano y marfil de Nubia, realizada a cambio del trigo egipcio o por medio de expediciones militares. Los artesanos llegaron ha alcanzar gran habilidad técnica, especialmente el la cerámica y el trabajo de la piedra dura y sus oficios se hicieron hereditarios. El mantenimiento del aparato estatal y del culto mortuorio del faraón representó una enorme presión fiscal sobre los trabajadores agrícolas. La VI dinastía acabó con la autonomía de las ciudades en el norte. Los gobernadores provisionales del sur se independizaron, lo que dio paso al llamado primer período intermedio durante el que se registró el establecimiento de asiáticos en el delta. La reorganización de la administración tuvo como consecuencia un aumento general de la producción, la influencia egipcia se extendió a Siria y a Nubia.
El nuevo período intermedio se vio caracterizado por el establecimiento en el delta de las tribus asiáticas de los hicsos procedentes de Palestina, que adoptaron las costumbres egipcias, fundaron la XV y XVI dinastías y desde su capital, Avaris, extendieron su dominio a la casi totalidad del territorio egipcio, con excepción de Nubia y Tebas. Donde la XVII dinastía se había mantenido independiente . La conquista de Avaris señaló el inicio del Imperio Nuevo, durante el cual Egipto, por razones tanto comerciales como de seguridad, llevó a cabo una clara política imperialista respecto a Siria y Palestina e intensificó sus relaciones dentro del ámbito mediterráneo.
Faraones famosos
Akhenatón : En el reinado de Akhenatón, fueron abolidos los dioses tradicionales egipcios; solo se siguió venerando al dios-sol. Para romper los lazos con los demás dioses, Akhenatón fundó una nueva capital y cerró todos los templos menos los del dios-sol. La reina Nefertiti ayudó a su esposo a establecer el culto al dios-sol Atón, y probablemente reinó conjuntamente con Akhenatón .
Hatshepsut : Hatshepsut fue una resuelta mujer que gobernó Egipto durante unos 20 años. Debería haber sido regente en nombre de su joven hijastro Tutmosis III, pero empuñó con firmeza las riendas del poder. Llevaba corona de faraón y la barba de ceremonia.
Ramsés II : Reino en Egipto durante 67 años. Construyó más monumentos y levantó más estatuas que ningún otro faraón. Entre sus edificaciones está el complejo funerario de la orilla occidental, en Tebas, hoy denominado Ramesseum.
Tutmosis IV : Fue famoso porque mandó a liberar a la gran esfinge de Gizeh de la arena del desierto que se había acumulado sobre ella.
Tutankhamón : El rey Tutankhamón subió al trono con 9 años de edad solamente. Es evidente que le aconsejaron sus altos dignatarios, pero al parecer decidió restablecer los dioses antiguos abolidos por Akhenatón.
La poesía lírica egipcia
En la poesía lírica egipcia aparecen constantes referencias a la muerte y al dolor que causa la ausencia, junto a un sentimiento de alegría por vivir el momento. Está unión de elementos contradictorios permite al poeta expresar, sus emociones y sentimientos, como puede observase en el "Canto del artista", un poema que se encuentra esculpido en la tumba del faraón Antef, y en la "Canción", poema compuesto hacia el año 2500 a.C.
El interés de los egipcios por la muerte no significa que fueran tristes o pesimistas, al contrario; para ellos, una de las maneras para prepararse para la muerte era disfrutando la vida. La alegría de vivir de los egipcios se muestra en casi todas las manifestaciones artísticas de este pueblo: en pinturas y esculturas que decoraban los templos, en los objetos de uso cotidiano en la poesía.
En el Libro de los muertos se describe el viaje al más allá; contienen una serie de oraciones y fórmulas que el alma debe recitar ante dioses y demonios para llegar al trono del dios Osiris.
El canto y el baile
Los egipcios gozaban de la vida. Las escenas de fiestas en las paredes de las tumbas, los cánticos en los papiros y los instrumentos conservados, nos muestran lo mucho que significaba la música y la diversión. Celebraban grandes festivales públicos, en los que se entretenían millares de personas con cantos de música de flautas, arpas y castañuelas, y se bebía mucho vino. También se ejecutaba música en muchas ocasiones cotidianas. Cuando los vendimiadores pisaban la uva, otros hombres golpeaban rítmicamente dos palitos; los labradores les cantaban a sus bueyes mientras éstos trillaban el trigo con sus pezuñas; una princesa tañía el arpa cuando su esposo se relajaba en un diván; a lo largo de una procesión, los danzarines daban saltos mortales. No sabemos exactamente cómo sonaba la música egipcia, pero seguro que en un banquete tocaría un pequeña orquesta, con secciones de viento y de percusión, y es probable que la música fuera muy acompasada.
Las arpas variaban mucho de tamaño: algunas eran tan grandes como el que las tocaba. También era diverso el número de cuerdas, desde 4 hasta más de 20. Los címbalos de bronce podían subrayar el ritmo de una pieza de música con una serie de choques metálicos agudos. Combinados con los tambores y panderetas, los címbalos conferían a la música una calidad animada.
La flauta de carrillo, es uno de los instrumentos más antiguos. Se hacían de cañas de madera ahuecadas. El sistro era manejado por mujeres nobles y por sacerdotisas en las ceremonias. Quienes lo utilizaban, llevaban a la vez un collar sagrado llamado menat. Estaba vinculado al culto de la diosa Hator, que representaba la alegría y la pasión por la música y la danza.
Filosofía Egipcia
Hasta la fecha, los egiptólogos no han logrado ponerse de acuerdo respecto a aquello que pudo ser la creencia primitiva del antiguo Egipto en asuntos religiosos.
Existen en primer término, cuestiones de orden cronológico muy difíciles de superar. Luego, también la diversidad de sistemas religiosos usados más tarde en cada una de sus provincias (nomes) del Egipto antiguo. Cada una de ellas tenía sus dioses ritos especiales con lo cual de dificulta el trabajo en torno a la forma primitiva de su mentalidad religiosa.
Es sabido que la historia de Egipto no se ha registrado con relativa exactitud sino a partir del siglo VII a. C. Anterior a esta fecha, la cronología se da e dinastías.
Cálculos aproximados, sitúan la primera dinastía hacia el año 5,500 a.C., dinastía fundada por Menes. Este soberano encuentra establecido todo un sistema jerárquico de dioses, a cada uno de los cuales está consagrada alguna de las grandes ciudades. Subsiste así el problema sugerido de averiguar cuál haya podido ser la religión que estableciera dicha jerarquía de dioses.
Los investigadores se deciden sea por el monoteísmo, el politeísmo, el henoteísmo (culto a un dios principal, sin excluir a los secundarios); el totemismo, animismo, religión solar o adoración del sol y adoración de la naturaleza.
Las últimas 2 formas tienen a su favor hechos muy importantes, como verbigracia, el ser fuerzas elementales de la naturaleza algunas de sus divinidades más importantes. Tales, verbigracia, Ra (el sol), Nut (el firmamento), Set o Tyfón (la tierra). Además, sus grandes leyendas religiosas, inseparables de su complicadísima mitología, hacen de Osiris (una de cuyas múltiples actividades es la de personificar las fuerzas y fecundidad de la naturaleza), de su mujer Isis y de Horus, su hijo, divinidades del orden natural.
Practicaban la zoolatría (culto a animales), creían en la encarnación en animales, El pueblo egipcio era muy religioso. Cada provincia tenía sus dioses particulares, pero sobre todo adoraban a una triada, y la figura principal era el dios Sol, llamado Osiris en Abydos, Phtah en Menfis, Ra en Heliópolis, Amón en Tebas.
Cada dios tenía una mujer y un hijo: la mujer de Osiris era Isis y su hijo era Horus, el cual simbolizaba al sol naciente. A cada dios se le atribuía una historia propia , un mito que variaba de una provincia a otra. Eran representados con forma humana o animal, o bien con forma mixta: mitad animal, mitad humanos: Horus se representa como un hombre con cabeza de halcón. Los egipcios consideraban sagrados a un gran número de animales como por ejemplo el buey, el escarabajo, el ibis, el cocodrilo, el gato, halcón. Cada dios se representaba bajo las formas de estos animales, que los sacerdotes reconocían por determinados signos y al cual rendían culto. El más conocido de estos cultos es el del buey Apis, reencarnación de Phtah en Menfis; Apis tenía su templo y sus sacerdotes; después de su muerte se le embalsamaba y su momia se depositaba en un cementerio especial, el Serapeum, descubierto por el sabio francés Mariette en 1851.
Daban especial importancia al culto de los muertos. Creían en una forma futura e imaginaban, sobre todo a los primeros tiempos, que el hombre poseía un "doble", especie de replica del cuerpo, invisible e inmaterial, el cual, después de la muerte debía encontrar asilo en una tumba; pero para que este pudiese vivir, el cuerpo debía de ser preservado de la destrucción.
Por esto se embalsamaban los cadáveres, convirtiéndolos en momias, las cuales, depositadas en sitios secos, al abrigo de las crecidas del Nilo se conservaban indefinidamente.
Creían que el destino del alma después de la muerte, su destrucción o felicidad dependía de la conducta que el individuo había practicado en vida. Para que el muerto pudiese defender su causa ante el tribunal de Osiris, se colocaba al lado de su sarcófago el Libro de los muertos, especie de guía para el otro mundo, donde el muerto encontraba las indicaciones de todo lo que debía hacer para justificarse ante sus jueces.
Otra de las causas del atraso de la verdadera cultura y por lo mismo de la especulación filosófica entre los egipcios, fue la organización misma del estado absolutista, bajo la autoridad despótica y omnímoda del Faraón. A este se consideraba como hijo de dios y personificación de la divinidad en la tierra, a su muerte, entraba a figurar, automáticamente, entre los dioses inmortales.
Las nobles conquistas del espíritu y la razón, una de las más gloriosas de las cuáles es la filosofía, o la investigación del cómo y el porqué de las cosas, no medra allí donde la fuerza bruta sojuzga al espíritu y donde el látigo del amo habla más recio que todas las voces del alma.
No fue otro el medio en que vive su historia el Egipto faraónico. La enormidad de las realizaciones materiales de este pueblo, en pirámides, ciudades, templos, estatuas, canales, mausoleos, etc., no guarda proporción de ninguna clase con lo escaso de su desarrollo espiritual.
Tan solo un pueblo de esclavos, bajo la consigna de un déspota, pudo haber levantado aquellos inútiles colosos de materia., ninguno de los cuales tiene la grandeza espiritual y eterna que admiramos, verbigracia, en las grandes creaciones del arte y el pensamiento de griegos.
Arte
El arte egipcio es ante todo religioso: en efecto, los únicos monumentos que han perdurado hasta hoy son templos y tumbas, y las esculturas y las pinturas que encierran son casi siempre un complemento de la arquitectura.
Arquitectura
Los egipcios fueron maravillosos constructores. Asombra la enormidad de sus construcciones; parecen como si hubieran querido construir para la eternidad.
Los monumentos más antiguos que se conocen son tumbas. Las del primer período (época menfita), son la pirámide, tumba real y la mastaba, sepultura de los señores y de los ricos. Subsisten un centenar de pirámides: las tres más grandes son las de Kéops, Kefrén y Micerinos, que tienen respectivamente 146m, 138m y 44m de altura. La mastaba, de dimensiones menores, era un edificio en forma de tronco de pirámide de planta rectangular. Construido en piedra o ladrillo, contaba en su interior con una capilla funeraria, un recinto tapiado que guardaba todas las "estatuas" del muerto, y un foso lleno de arena que finalizaba en la cueva donde reposaba la momia.
De los templos de la época menfita no quedan más vestigios que restos de capillas funerarias de las pirámides. En cambio, los de la época tebana han dejado ruinas grandiosas en Karnak y en Luxor, en el asiento de la antigua Tebas.
Las construcciones religiosas constituyen casi la totalidad de las obras arquitectónicas que se conservan. No está bien establecida la naturaleza del simbolismo que preside las construcciones funerarias (pirámides, mastabas y tumbas cavadas en la roca), pero en los templos el tema es relativamente claro. Es probable, que los principios fueran similares en ambos casos. Ese cosmos presentaba unas características ideales, purificado y separado del mundo cotidiano, siendo sus relaciones con el mundo terrenal de mera antagonía, no de una representación directa. Lo que se pretendía era que el morador del templo (o de la tumba) participase simbólicamente en el proceso mismo de la creación o en los ciclos cósmicos, muy especialmente los del sol.
Ese símbolo se expresaba en la planta y diseño de templos, así como en la decoración de muros y techos. Donde más fácilmente puede observase todo esto es en los templos del Período Grecorromano, que probablemente diferían muy poco de su significado de sus predecesores del Imperio Nuevo. La estructura está claramente separada del mundo exterior mediante un muro macizo de adobes que la rodea y que puede imitar o recordar el estado acuático del cosmos en el momento de la creación.
Dentro de este recinto está el pilón o muro de entrada principal, decorado en su cara exterior con escenas del faraón que destroza a sus enemigos. Lo cual viene a representar con seguridad magia. El pilón o pilono es el elemento más vasto del templo; visto en sección encierra el área que figura detrás dentro se su altura. Al mismo tiempo, sus dos macizos laterales, con el hueco que dejan en el medio, recuerdan el jeroglífico del "horizonte". La orientación teórica de casi todos los templos era de este-oeste (y como se fundaba en el Nilo y no en los puntos cardinales, las variaciones podían ser considerables), de modo que el sol "nace" a la entrada del pilón, envía sus rayos dentro del santuario, situado directamente en el eje, y sigue su curso a través del templo.
La parte más imponente del templo principal es la sala hipóstila o columnada, que comprendía adecuadamente el esquema decorativo del conjunto. Los capiteles de las columnas muestran plantas acuáticas, y el registro inferior de los muros reproduce, en relieve, unas plantas parecidas. Simbólicamente, la sala es el pantano de la creación. Los arquitrabes y techos tienen relieves representando el cielo, de modo que la decoración abarca el mundo entero. Lo que se reproduce sobre los muros es la actividad de este mundo. En lugar de un pantano, el registro inferior puede contener a los portadores de ofrendas que rinden pleitesía al faraón llevando los productos de la tierra para el sostenimiento del templo. En ningún caso forma parte del esquema principal, que es más abstracto y que consta de varios registros de escenas, dispuestas a modo de tableros de damas, mostrando al faraón que mira hacia el santuario, hace ofrendas y lleva a cabo unos ritos en honor del dios.
El dios, que fija su residencia en los templo, mira hacia afuera; las deidades reproducidas en los relieves constituyen una gama más amplia de la que son adoradas en cada templo. Muchas escenas reproducen los ritos celebrados en el templo, y otras tienen un significado menor específico. En el recinto del templo, el toma y daca entre el faraón y el dios constituye el centro de las actividades del mundo. Y la mayor parte de los relieves del recinto sagrado tienen el mismo carácter.
Las áreas interiores tienen el suelo más elevado y el techo más bajo que la sala hipóstila. Están contenidas pues dentro del área de la protección de la zona exterior y son más sagradas. Hay un cierto número de habitaciones relativamente pequeñas al rededor del santuario, cuyo muro externo imita el exterior del templo, formando una estructura dentro de otra estructura. El santuario representa el montículo de la creación y se relaciona con el pantano de la sala hipóstila; así pues, el recorrido hacia el santuario equivale a un recorrido por las diferentes etapas de la creación.
Cuerdas, rampas y esfuerzo humano
Los constructores de la pirámide carecían de ingenios mecánicos; no habían descubierto la utilidad de la polea o del torno, de la manivela o de la grúa. Sus únicos recursos eran la cuerda y la palanca, una abundante provisión de piedra y barro, y una ilimitada mano de obra.
Aunque las herramientas de los egipcios eran pocas, sin embargo su ingenio y perseverancia eran extraordinarios. Con el simple esfuerzo de cientos de hombres arrastraban grandes bloques de piedra hasta rampas inclinadas construidas de ladrillo, cuya superficie de barro, humedecían para hacerla más resbaladiza. Sobre la dura tierra, los rodillos facilitaban el transporte de los bloques. Los equipos de arrastre utilizaban cuerdas tejidas con papiros retorcidos. Los bloque de piedra eran extraídos de la cantera hendiendo la superficie de la roca con cinceles de cobre, o a veces disponiendo una hilera de cuñas de madera empapadas, que, al hincharse, agrietaban la piedra. Cubetas de agua de ligeras paredes de barro, servían como niveles de aire cuando se necesitaba una superficie nivelada.
Los bloques extraídos de la cantera eran arrastrados hasta la orilla del río y embarcados hacia su destino; la hermosa y blanca piedra caliza que se utilizó para revestir la Gran Pirámide fue, probablemente, enviada hasta el borde del desierto, situado inmediatamente debajo del lugar de la pirámide, aprovechando la época de la inundación anual del valle.
En la construcción de un templo de piedra, el barro era utilizado como andamiaje interior. La altura del barro se elevaba a medida que los muros y las columnas crecían, de manera que a veces todo el interior de la construcción estaba lleno de barro hasta que se colocaba el tejado. Seguidamente, como la plataforma de barro iba descendiendo gradualmente, las esculturas y pinturas del templo podían ser llevadas por los trabajadores de arriba hacia abajo.
La Gran Esfinge
En tiempos del faraón Kefrén era visible únicamente la cabeza vacía en su interior, por la cual se podía entrar y salir a través de un estrecho y angosto pasillo subterráneo de piedra, cuyo acceso estaba situado más lejos. Parece que los sacerdotes paganos entrando en la cabeza por el corredor, hablaban al pueblo, introduciéndole así a creer que era la estatua la que en realidad hablaba.
El faraón Tutmosis IV (siglo XV a.C.) se había esforzado en arrancarla de la arena. Después de una fatigosa jornada de caza, cuenta que se quedó dormido a los pies de la esfinge y que oyó durante el sueño una voz que se dirigía a él: "Alza los ojos hacia mí y mírame Tutmosis, hijo mío; yo soy tu padre, el dios Harachte-Keper-Ra-Atun. Te daré poder real, la tierra te pertenecerá en toda su extensión. Los tesoros de Egipto y las riquezas de los demás países estará en tus manos. Desde hace largos años, mi mirada y mi corazón se han vuelto hacía ti. La arena del desierto sobre la que reposo me oprime. Promete que escucharás mi deseo. ¡ Porque tú eres mi hijo y mi salvador...!". Durante su primer año de reinado Tutmosis hizo liberar la estatua en obediencia al sueño, que quedó relatado en la estela colocada entre las patas anteriores de la esfinge. Pero la arena recomenzó lentamente su obra.
Escultura
Respecto al arte son notables también la escultura (carente de expresividad) y la pintura (carente de perspectiva).
Se observa en la estatuaria egipcia la misma unidad de estilo y de técnica que en la arquitectura. Aún en las estatuas más antiguas, la cabeza, en general, es cuidada y posee un vivo realismo; en cambio, el cuerpo es rígido, la expresión estática; los brazos están unidos al cuerpo, las rodillas juntas; la musculatura se indica apenas. Sin embargo, ya desde la época menfita, la estatua toma la apariencia de vida, desaparece la rigidez, los miembros se separan del cuerpo, y el escultor varia la actitud de sus personajes. Algunas de estas antiguas estatuas son obras maestras de realismo, como el admirable escriba sentado que se halla en el museo de Louvre.
Las estatuas del imperio tebano tienen más suavidad y son más convencionales. Con el segundo imperio se expande el gusto por lo colosal (los colosos de Ramsés II tienen más de 20 m de altura), pero persiste el estilo de la época precedente, con cierta búsqueda de la elegancia, en tanto que se acusa gradualmente el convencionalismo. El advenimiento de la dinastía saíta señala un renacimiento artístico; pero se nota cada vez más en la escultura el debilitamiento de la sinceridad y del realismo: es un arte de imitación.

Conclusión
Egipto es una de las culturas más fascinante, tanto por su historia, como por sus misterios. Muchos de sus conocimientos continúan asombrando a los científicos de ahora debido a que esta maravillosa civilización logró avances tan extraordinarios en diversas ramas de la ciencia como en la tecnología; ejemplos claros son las matemáticas las cuales emplearon en la construcción de las famosas pirámides de Gizah, logrando medidas tan exactas y parecidas casi al 100% de las medidas actuales, como los ángulos rectos, etc.
Otro gran avance en la civilización egipcia fue dado en la medicina, ya que ellos sabían con qué plantas curar ciertas enfermedades y como prevenir otras tantas. Dentro de esta rama entra también el arte de la momificación, ya que ellos supieron con qué sustancias podían evitar que los cuerpos se descompusieran y lograron preservarlos por siglos, y por siglos más serán admirados.
Otro gran avance fue la escritura, tan perfecta, que reflejaba sus creencias en las divinidades, en su universo de dioses, en el juicio final, en el juicio de Osiris; tenían una visión tan compleja del universo que todo lo atribuían a seres maravillosos, cada cosa a cada uno, formando, como ya se dijo antes un universo entero de dioses.
Como la participación de las mujeres en muchas de las actividades que realizaban que en diferencia a otras civilizaciones antiguas, contemplan a la mujer con más importancia.
Por esto y por muchas cosas más, la civilización egipcia merece la admiración de todas las personas de hoy, donde se han obtenido grandiosos descubrimientos que han podido ayudar a múltiples civilizaciones.
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